Escribe Carlos Armando Cardozo

Señales

Escribe Carlos Armando Cardozo

OPINIÓN | 25 Feb 2021

El ser humano al igual que el resto de especies aún presentes en la naturaleza, actúa y responde en función de la información que logra descifrar presente en su entorno.

Es así que este comportamiento aún nos sigue a lo largo de nuestra existencia. El ser humano con el desarrollo de la tecnología hoy en día tiene acceso a información ilimitada incluso por encima de su capacidad de síntesis y está en muchas ocasiones lo lleva a asumir comportamientos alejados de su proyecto de vida individual.

El miedo es uno de los sentimientos más perniciosos para el ser humano, este nubla su juicio y reduce la percepción del propio individuo sobre sí mismo, se considera vulnerable y que sus capacidades son insuficientes para resolver ese estado de indefensión al que logró escalar consecuencia de sus temores.

Hace algunos días atrás, el presidente Luis Arce anunció la devolución de un “crédito” procedente del FMI, el cual según el informe del Banco Central de Bolivia contenía una serie de irregularidades y contravenciones respecto a la Constitución Política del Estado, y con el objetivo de defender la soberanía del país el país devolvería la suma de 327 millones de dólares americanos con un costo adicional de 24,3 millones de dólares americanos por concepto de actualización del tipo de cambio e interés (Derechos Especiales de Giro-DEG)

Este acto calificado por muchos sectores críticos de mera manipulación política del gobierno del MAS no solo es un burdo intento por alinear nuevamente el discurso político con las acciones gubernamentales, sino que manda un peligroso mensaje a los mercados financieros internacionales.

El analista económico Mauricio Ríos García, señaló que este tipo de acciones es una verdadera contradicción tomando en cuenta que el Gobierno de Arce se preparaba para emitir deuda a través de bonos soberanos por 3.000 millones de dólares para su venta en los mercados financieros. Siguiendo la lógica de Arce devolver este “crédito” es una defensa a la soberanía al rechazar condiciones que contravienen el interés nacional, sin embargo, ofrecer bonos soberanos, siendo un país con un modelo de desarrollo económico social productivo que hoy apela a la sustitución de importaciones (corriente de los años 70s) como alternativa a la reactivación económica suena coherente.

Veamos, Bolivia es una economía valuada aproximadamente en 40.000 millones de dólares (PIB Nominal 2019), tiene una alta dependencia en los sectores de hidrocarburos y minerales, ambos primarios tomando en cuenta la naturaleza de su explotación y exportación, sencillamente como materia prima. El sector privado debe sobrellevar un asedio constante casi sistemático por parte de Impuestos Nacionales, Alcaldías, Gobernaciones, en lo que respecta a tasas impositivas, permisos y aranceles.

Bolivia dentro del ranking “Doing Business” 2020 se encuentra en la posición 150 de 190 países evaluados con una calificación de 51,7/100. Los indicadores son más que reveladores, para abrir un negocio en Bolivia se necesita realizar 12 procedimientos diferentes (trámites) que toman aproximadamente 39,5 días, el desempeño en general de este indicador particular ubica a nuestro país en la posición 175/190. El indicador DB también habla del pago de impuesto que para 2020 ascendían a 42 diferentes tipos impositivos, que toman al contribuyente aproximadamente 1.025 horas al año y representa en porcentaje de sus Utilidades 83,7%, en términos generales el ranking en este indicador particular deja al país en la posición 186/190.

Por otro lado, el Índice de Libertades Económicas de la Fundación Heritage para el año 2020, coloca a Bolivia dentro de los países de libertades económicas “reprimidas” de 180 países analizados en la posición 175 tan solo por encima de países como la República del Congo, Eritrea, Cuba, Venezuela y Corea del Norte.

A nivel regional (Las Américas) Bolivia está en la posición 30 de 32 países nuevamente solo por encima de Cuba y Venezuela. Dos países presos de las feroces manos del socialismo uno coincidentemente satélite del otro, parasitando los escasos recursos que dispone el otrora país petrolero con mayor proyección económica a nivel regional.

Las calificaciones más bajas a la hora de determinar el Índice de Libertades Económicas 2020 sitúa las categorías de Imperio de la Ley o el Estado de Derecho y el Tamaño del Estado. Enumerando los indicadores que hacen a estas sub calificaciones sectoriales tenemos a: el Derecho a la Propiedad Privada (20,1/100), La Efectividad Judicial (11,2/100) la Integridad del Gobierno (23,1/100), La Presión Fiscal (86,3/100), Gasto de Gobierno (54,2/100) y Salud Cuentas Fiscales (14,2). Mientras Bolivia ve su estabilidad fiscal empeorar consecuencia del acelerado deterioro de la Institucionalidad, con un Sistema de Justicia totalmente corrupto, el rumbo de la economía tomo el camino incuestionable hacia el Estado Benefactor incrementando la presión fiscal para financiar la expansión desmedida del gasto público.

Por otro lado, las calificadoras de Riesgo Moodys y Fitch establecieron una calificación B2 (Estable) y B (estable) al país en moneda extranjera en el largo plazo a finales de septiembre 2020. En ambos ratings el riesgo responde a una zona Altamente Especulativa.

Ante todas estas señales indicadas le paso la pregunta a usted estimado lector, ¿usted cree que alguien en su sano juicio consideraría invertir en un país con estas características? La respuesta es más que obvia. La única forma para doblegar su posición radica en ofertar un retorno lo suficientemente absurdo como para eclipsar el riesgo intrínseco. Arce lo sabe y confía en su instinto.

Mucho me temo que la política nuevamente se impone a la racionalidad, Luis Arce Catacora explota su perfil de economista, pero su accionar solo muestra que perdió el olfato para los negocios, tal vez nunca lo tuvo al ser un burócrata de carrera ningunea el rol de la economía desde la óptica de los privados y desde la función pública cree ser capaz de mover los hilos del mercado a su antojo.

La economía no es ajena a las señales, Bolivia mando las señales equivocadas al mercado financiero internacional al devolver los recursos al FMI, manda las señales equivocadas a sus ciudadanos creando un Impuesto a la Riqueza, y finalmente manda las señales equivocadas a sus empresarios privados al enfilarlos al desastre con la sustitución de importaciones.

//*CARLOS ARMANDO CARDOZO LOZADA ES ECONOMISTA, MÁSTER EN DESARROLLO SOSTENIBLE Y CAMBIO CLIMÁTICO Y PRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN LOZANÍA//

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