ROMERO CONFIRMA QUE FUMINHO ESTUVO EN BOLIVIA, PERO NIEGA QUE SIGA EN CHAPARE

Romero calificó las revelaciones de O Globo como acusaciones temerarias / ABI

SEGURIDAD | 18 Abr 2018

VISOR BOLVIIA / Redacción Central.- El ministro de Gobierno, Carlos Romero, confirmó este miércoles que el cabecilla del delincuencial Primer Comando Capital de Brasil, Gilberto Aparecido dos Santos “Fuminho” estuvo en Bolivia hace años, pero negó que siga en el Chapare de Cochabamba como informaron medios del vecino país.

Romero se manifestó por la publicación de la red O Globo y el diario Correio do Estado que señalaron a Fuminho como principal proveedor de cocaína a Brasil e incluso lo señalaron como propietario de una hacienda en el trópico de Cochabamba.

“Ha ingresado con un nombre falso el año 2008, ese año él ha abandonado de manera inmediata el país y es una persona que se ha estado moviendo con cuatro identidades diferentes”, declaró en conferencia de prensa.

Calificó como “temerarias” las afirmaciones de la red O Globo y dijo que ya se mandó una carta solicitando a ese medio de comunicación que dé los nombres y apellidos de las personas que supuestamente tienen contacto con el criminal brasileño, incluyendo policías y gente de gobierno, como citó la publicación difundida esta semana.

“A los 47 años, nacido en São Paulo, viene a Brasil una y otra vez, pero sólo a estados donde es menos visado, como Mato Grosso y Minas Gerais. Vive en Bolivia, donde planta coca, la materia prima de la cocaína, en sus haciendas en la provincia de Chapare, al norte de Cochabamba”, citó la nota original publicada el lunes bajo el título original: “Responsable por muerte de capos del PCC, Fuminho suministra armas y drogas para facción”.

Anteriormente, Romero confirmó que el PCC tiene actividades en Bolivia a través de emisarios que llegan al país a cometer delitos, como el asalto a la remesa de Brinks o el atraco a la joyería EuroChronos de 2017.

El objetivo del PCC en países de la región sería ampliar el mercado del narcotráfico, además de financiar sus actividades y mantener a sus líderes prisioneros en la cárcel federal de Sao Paulo.

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