Escribe Carlos Armando Cardozo

El gran acuerdo

Escribe Carlos Armando Cardozo

OPINIÓN | 8 Ago 2018

El pasado 26 de julio el presidente Evo Morales Ayma anunciaba la firma del “Gran Acuerdo Marco para el Desarrollo de Chuquisaca” con el que se volcaba la página de confrontación entre el Gobierno Nacional y el Departamento consecuencia del conflicto por Incahuasi.

Autoridades y representantes chuquisaqueños, en su mayoría oficialistas, celebraron el compromiso asumido por el presidente Morales, en el que se plantea convertir a Chuquisaca en el primer departamento productor de hidrocarburos del país en el mediano plazo de acuerdo a declaraciones del presidente de la Brigada Parlamentaria de Chuquisaca, Elmar Callejas en su cuenta de Twitter.

Más allá de destacar como chuquisaqueño que el Gobierno retome las inversiones en el sector de hidrocarburos en el departamento, muy olvidado por cierto, sorprende que los propios firmantes del mencionado “Gran Acuerdo” salgan con declaraciones totalmente desproporcionadas y fuera de contexto. Nuevamente queriendo hacer ver que el dichoso “Gran Acuerdo” es una suerte de muestra de buena fe del Gobierno con Chuquisaca, en son de paz dirían algunos.

Volcando la mirada hacia el documento como tal, este consta de 5 puntos, los puntos 1, 2, 4 y 5 son de orden estrictamente político mostrando una conducta conciliadora y de poner el pasado atrás entre Gobierno y el Departamento de Chuquisaca, nada interesante. El punto 3 es el único que efectivamente propone algo sustancial, citando: “Se garantizarán inversiones hidrocarburíferas en el Departamento de Chuquisaca por un total 2.514 millones de dólares”. El detalle está compuesto de 1.290 millones de dólares para el periodo 2018-2021, sin decir quién se hará cargo. Y 1.224 millones de dólares de inversiones progresivas en exploración y desarrollo del campo Vitiacua resultado de las gestiones realizadas en Rusia y la firma de contrato por servicios petroleros entre YPFB y Gazprom.

El ministro de Hidrocarburos, Luis Alberto Sánchez, se aventuró a ponerle una cifra meta para la “virtual” renta petrolera del departamento de Chuquisaca, un promedio 130 millones de dólares. Nada mal para los chuquisaqueños, pero en el fondo este gran acuerdo ¿es realmente como lo pintan? Considero que no.

No debemos olvidar que la última certificación de reservas se remonta al año 2013 donde la empresa GLJ Petroleum Consultants (Canadá) cuantifico en 10,45 TCF (trillones de pies cúbicos) la reserva de Bolivia. Una anterior certificación fue realizada el año 2009, donde se certificaron alrededor de 9,94 TCF a cargo de la empresa Ryder Scott (Canadá), cabe mencionar que la cifra original certificada por R.S. rondaba los 8,35 TCF sin embargo fue el propio Gobierno quien “corrigió” la cifra. Según la ley 3740 de Desarrollo Sostenible del Sector Hidrocarburos (agosto 2007) cada 31 de marzo Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) debe publicar el nivel de reservas certificadas al 1 de enero de la gestión en curso, es decir YPFB ha incumplido con esta disposición flagrantemente, contar con estos datos es una condición indispensable para atraer inversiones extranjeras en materia de explotación.

A la fecha se espera los resultados de la empresa Sproule International Limited (Canadá) que se encuentra fuera de plazo para entregar los resultados de la cuantificación y certificación de reservas de gas en Bolivia. Al respecto el ministro Sánchez se refirió al tema, manifestando que esperan que el resultado del estudio de Sproule dará cuenta que el país tiene reservas de gas por encima de los 10 TCF. Otras voces señalan que la realidad no es tan esperanzadora, Edmundo Pérez, ingeniero geólogo y exgerente de Exploración y Explotación de YPFB, afirma que la empresa estatal a través de sus representantes y el propio ministro de hidrocarburos han manejado información falsa ocultando los magros resultados en cuanto a descubrimientos de nuevos reservorios, es así que el país ha ido consumiendo sus reservas hasta llegar a la fecha a tan solo 4,3 TCF sin capacidad alguna de reposición, avizorando una crisis energética en los próximos 5 años.
Si uno hace memoria, la explotación de Vitiacua (frontera con el Departamento de Santa Cruz) y el interés de la empresa GAZPROM ya viene anunciándose desde noviembre del año pasado, fue el propio Secretario Departamental de Hidrocarburos, Felipe Molina, quien afirmó que a finales de ese mes se procedería a la firma del contrato con Gazprom para tareas de exploración, no se tuvo mayores avances de ahí en más hasta este año luego del viaje del Presidente Morales a Rusia.

Que podemos concluir de todo esto. El acuerdo no es más que una tomadura de pelo, ya que las exploraciones en Chuquisaca no han sido encaminadas con seriedad en 12 años simplemente porque la exploración no estaba entre las prioridades de la política sectorial de hidrocarburos del Gobierno de Morales. ¿Por qué ahora? Simple y llanamente porque no tienen otra alternativa, la poca información y el hermetismo con el que se han manejado los datos de reservas certificadas de gas del país, no hacen más que demostrar que estamos encaminados a una crisis de la que no se nos informa, con el posible incumplimiento de contratos de venta de gas con Brasil y Argentina y desabastecimiento del mercado nacional, gas domiciliario, industrial y vehicular.

¿Dónde queda Chuquisaca? A la espera que el Gobierno efectivamente cuente con los recursos comprometidos para la inversión en exploración en el Departamento, caso contrario nos quedaría esperar que GAZPROM pueda invertir progresivamente en Vitiacua y de obtener resultados favorables analizar una posible inversión en explotación, incertidumbre pura si no se cuenta con la respectiva certificación de reservas.

En síntesis, nuevamente más de lo mismo. Más papeles que apilar para nuestros “representantes” que no escatiman esfuerzos a la hora de vender “gestión” sin analizar la coyuntura del sector hidrocarburos y la realidad objetiva de los hechos.

//*CARLOS ARMANDO CARDOZO LOZADA ES ECONOMISTA, MÁSTER EN DESARROLLO SOSTENIBLE Y CAMBIO CLIMÁTICO Y PRESIDENTE DE FUNDACIÓN LOZANÍA//

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