Escribe María Anelín Suárez

Más allá del 21F

OPINIÓN | 19 Ago 2018

El 21 de febrero del 2016, se realizó el referéndum constitucional de Bolivia. El objetivo de este referéndum era la aprobación o rechazo del proyecto de modificación constitucional que permitiría al presidente y vicepresidente postularse a una nueva elección. El “No” ganó con más del 51% de los votos, mientras que el “Si” obtuvo menos del 49% de los votos, rechazándose, de esa manera, la modificación a la Constitución.

El 28 de noviembre del 2017, el Tribunal Constitucional Plurinacional, mediante sentencia 084/2017, habilitó a Evo Morales para repostularse al cargo sin límite de periodos. Mario Lahor Cortez, presidente del Tribunal, explicó que se optó por privilegiar el artículo 23 del Pacto de San José. Dicho artículo dispone que la postulación a cargos políticos se puede reglamentar por “razones de edad, nacionalidad, residencia, idioma, instrucción, capacidad civil o mental, o condena, por juez competente, en proceso penal”.

El MAS argumentó que ese texto del Pacto de San José no menciona la cantidad de reelecciones como motivo de restricción a la candidatura y el TCP dio la razón al partido gobernante.

La resolución del Tribunal fue el detonante para el inicio de las protestas. Miles de bolivianos, al grito de “Bolivia Dijo No” tomamos las calles y los eventos políticos para hacer respetar nuestro voto. Lastimosamente, y debo hacer un “mea culpa”, la falta de orientación política está desvirtuando esta movilización del pueblo boliviano, pues dentro de las plataformas ya se ven discursos como “Una nueva izquierda es posible” o “Evo traicionó los ideales de la izquierda”, o ante la pregunta ¿Cuál es la razón que lo motiva a luchar? el ciudadano valiente, pero desinformado, responde “la democracia”. No es preocupante que el boliviano de a pie no comprenda la política, lo lamentable es la ausencia de una fuerza política que represente a esa mayoría silenciosa.

El momento histórico de Bolivia requiere una nueva fuerza política que tenga lineamientos claros. Si la izquierda dirigida por el MAS es un camino rumbo a la tiranía y el socialismo, la derecha es la ruta de salida.

A diferencia de la oposición, nosotros somos gente de principios, creemos en los gobiernos limitados, los mercados libres y la propiedad privada. No debemos ser confundidos con el “neoliberalismo” de los 90, un híbrido económico que sirvió para ajustar los desbarajustes de las políticas cepalistas de las décadas precedentes.

Siguiendo el ejemplo de Frederic Bastiat, nos concentramos en las leyes malas que sostienen un sistema inmoral. Leyes que impiden que las inversiones lleguen, que las PyMES se capitalicen y que solo benefician a las “élites herméticas” que someten a Bolivia.

Creemos que la familia es la institución fundamental de la sociedad, sin ella cualquier sociedad cae en el abismo, por eso somos defensores de la vida desde la concepción hasta la muerte natural. Afirmamos que la libertad individual es un derecho natural del ser humano, derecho que no deber ser socavado bajo ningún pretexto, en ese sentido, respetamos la libertad sexual de todas las personas, pero nos oponemos a la ideología de género, un caballo de Troya que nos somete a la tiranía de lo “políticamente correcto”.

No tenemos obsesión con indicadores económicos como el PIB, al contrario, estamos conscientes que la macroeconomía es, en realidad, un pretexto para incrementar el tamaño del Estado. Nosotros hacemos énfasis en la riqueza personal de las familias, nos interesa que nuestros compatriotas se capitalicen y sus ahorros crezcan, por eso proponemos el impuesto único, universal y uniforme ¡Sí señores! Queremos que Bolivia sea una capital financiera como Hong Kong o Singapur, no hay nada de malo en eso.

Con la fe puesta en Dios, invito a todos los bolivianos a sumarse a este proyecto que pretende ir más allá del 21F.

//*MARÍA ANELÍN SUÁREZ ES ACTIVISTA DE LA PLATAFORMA CIUDADANA LAS CALLES BOLIVIA//

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