Escribe: Iván Rada

EL ESTADO PLURINACIONAL RETROCEDE SEIS AÑOS PARA REPETIR LOS MISMOS ERRORES

OPINIÓN | 5 Ago 2017

IVÁN RADA / 5 DE AGOSTO.- Cuando asumí la Edición del área Política en el Decano de la Prensa Nacional y me tocaba realizar el compendio del año que ya terminaba, para el anuario 2011, no hubiera imaginado que seis años después, desde otro espacio, estaría preparando reseñas de los mismos temas, evidenciando que la historia se repite y parece que no nos damos cuenta.

Aprender de los errores para no repetir la historia, dice la máxima, pero aquello no aplica en el Estado Plurinacional que este 2017 nos va regalando tres noticias del 2011 con similar ímpetu y resultados ya conocidos.

En junio, hace seis años, 14 militares bolivianos fueron arrestados por carabineros chilenos acusados de haber cruzado la frontera en la localidad de Colchane portando armas e incluso se habló de robo de vehículos desde La Moneda.

Los militares fueron trasladados a las audiencias con manillas y grilletes en los pies, algo que provocó indignación nacional. Evo Morales y Sebastián Piñera cruzaron insultos a través de los medios masivos. Luego de tratativas entre ambos países, los soldados retornaron y fueron recibidos con honores militares. La ministra Cecilia Chacón los condecoraba y posaban todos juntos para la foto.

En agosto, desde Trinidad, un grupo de indígenas comenzaba a marchar hacia la Sede de Gobierno. Pocos creían que esa movilización fuera legítima, pues las dirigencias de la Cidob y Conamaq meses antes habían respaldado, chicote en mano, la promulgación de la Ley 045 con los artículos mordaza que la prensa denunció.

La octava marcha indígena comenzó a tomar forma cuando la ciudadanía se enteró que el TIPNIS estaba en riesgo de ser intervenido por una empresa brasileña que iba a asfaltar un camino que comunique Villa Tunari con San Ignacio de Moxos. “Todos somos TIPNIS” fue la consigna tras la represión policial de Chaparina y la posterior llegada triunfal como héroes de cientos de indígenas a La Paz y a Plaza Murillo.

Un compromiso de no intervención de Morales y la Ley 180 de Intangibilidad calmaron las aguas y al canto de “Coraje”, los marchistas liderados por Adolfo Chávez y Fernando Vargas volvieron a la amazonía en octubre.

Ese mes, precisamente, hace seis años, se iba preparando el experimento de la elección judicial o elección por voto popular de los altos cargos del Órgano Judicial.

La idea de la cúpula oficialista, con su gabinete jurídico en primera fila, desechó el criterio de meritocracia. El segundo mandatario decía suelto en cuello “la meritocracia es un legado colonial de esos doctorcitos”. Seis años después García acomodaba su discurso para enarbolar, ya desde la Cumbre Judicial, que en la elección de 2017 iba a imperar la meritocracia.

El fracaso de ese experimento no solo se dio en las urnas, con la balanza inclinada a favor del “doctor ninguno” o voto no válido con 60% del escrutinio, frente al voto válido que se repartió como migajas entre los magistrados postulantes a cuatro instancias judiciales: Tribunal Supremo de Justicia, Tribunal Agroambiental, Tribunal Constitucional y Consejo de la Magistratura.

Algo más de 4 millones de ciudadanos bolivianos asistieron a votar, solo porque el sufragio en Bolivia es obligatorio, sin conocer nada o casi nada de los abogados postulantes. Cristina Mamani y Gualberto Cusi fueron los más votados con cerca de 400 mil votos cada uno. Seis años después Cusi, primero, y luego Mamani quedaron afuera con juicios de responsabilidades en fase sentencia y en querella, respectivamente.

La justicia no cambió en nada y la aplanadora oficialista luego tuvo que reconocer su fracaso, aunque alegó presión de sus aliadas monolíticas, las organizaciones sociales.

Con estos tres temas de 2011, queda evidenciado por demás que 2017 repite la historia, pues el régimen parece no haber aprendido de sus errores y lleva al país a un ciclo en reversa.

Los militares bolivianos siguen cruzando la frontera chilena y esto es bien aprovechado por los gobiernos de ambos países para distraer por unas semanas a la opinión pública. Luego de ser llamados “héroes” o “mártires”, aquellos protagonistas prosiguen sus vidas desde el mayor anonimato posible.

La carretera por el TIPNIS no solo se construirá sino que ya existen puentes tendidos que se anunciaron a fines del pasado año, pero que recién ahora son visibles para los medios de comunicación. “TIPNIS somos todos” dicen los activistas con carteles ecologistas, pero ya pocos recuerdan quién compuso “Coraje”.

Finalmente, la elección judicial de diciembre avanza sin mayor trámite y el MAS no solo desecha cualquier sugerencia institucional o pataleta opositora sino que modifica y altera cada procedimiento para no perder tiempo, aunque ello signifique convocar a su bufete de abogados para candidatear. Para la cúpula el interés supremo no es la transformación de la justicia sino la habilitación de su caudillo para completar el “proceso histórico” que dejará a Bolivia a firma de convertirse en comunismo totalitario.

El Estado Plurinacional repite sus errores en menos tiempo que cualquier ciclo histórico y con ello desecha una oportunidad que solo se da cada cien años, como dirían algunos fanáticos gubernamentales. ¿Será que Bolivia es un pueblo sin memoria o solo nos han adormecido?

/*Iván R. Rada es periodista/

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