Escribe Carlos Armando Cardozo

Oídos sordos al relato noruego

Escribe Carlos Armando Cardozo

OPINIÓN | 5 Dic 2018

Cuando hablamos de modelos petroleros referentes a nivel mundial sin duda alguna el establecido por Noruega resalta como uno de los más destacados.

El Fondo Petrolero Noruego (1990) hoy denominado Fondo de Pensiones del Gobierno-Global (FPGG, 2006) se ha convertido en el fondo soberano más grande del mundo con un portafolio que asciende a más de un 1 billón de dólares americanos (24 de noviembre 2017, citado por BBC Mundo).

La política en materia de hidrocarburos implementada por Noruega ha tenido una evolución constante que ha permitido que se sorteen 2 crisis de precios del petróleo a nivel mundial a partir de una estrategia muy inteligente y visionaria que ha proyectado este sector como una política de Estado, más allá de gobiernos de turno.

Las claves de Noruega en materia de hidrocarburos se pueden sintetizar en aspectos puntuales: políticas fiscales flexibles ajustadas a los escenarios mundiales (subidas y caídas en el precio del petróleo), incentivos para la contratación de bienes y servicios locales, incentivos a la Investigación y Desarrollo entre Institutos Locales de Investigación, Universidades y Empresas Transnacionales (ETS) con ventajas para estas últimas, creación de impuestos y manejo de la recaudación para su reinversión en el sector.

Noruega ha tenido la capacidad de construir el “Know-How” que hoy tiene empresas de servicios y bienes especializadas en el sector, estas han sido capaces de exportar su “expertise” a Países como Estados Unidos, Japón, entre otros. La proyección de la Statoil (empresa petrolera estatal) a partir de su privatización parcial y su relacionamiento con otras grandes petroleras Exxon-Mobile (EEUU) o British Petroleum (GP) abrieron las posibilidades de la industria “off shore” que paralelamente permitió tener acceso a la experiencia y tecnología de sus socias coyunturales en operaciones en Latinoamérica, África y Asia.

La versatilidad de Statoil solamente fue posible gracias a una institucionalidad sólida y transparente que impulsaron medidas precisas y ágiles que mantuvieron la competitividad no solo de la empresa bandera en Noruega, sino también de las empresas locales prestatarias de servicios relacionados con el sector, conformadas por un recurso humano formado a lo largo de más de 30 años y la tecnología hoy por hoy desarrollada en propio suelo escandinavo.

La premisa es clara cuando la capacidad del Statoil no estaba a la talla de los desafíos del escenario internacional, se buscó la participación de las ETS como socias estratégicas asumiendo riesgos compartidos en las etapas de exploración y dando incentivos de costos recuperables de alrededor 78% en caso de no tener éxito en nuevos descubrimientos, por citar un ejemplo.

Estos ingresos extraordinarios al venir de una actividad tan volátil como la petrolera fue destinada a fondos soberanos para sortear futuros periodos de “vacas flacas”, tales escenarios demandaban que Noruega se decidiera por invertir estos fondos en empresas de diversos rubros (participación en 9.000 empresas alrededor del mundo), fondos de inversión y bonos soberanos de otros países; toda inversión sujeta a un proceso de evaluación financiera y aprobación totalmente transparente, donde los ciudadanos de a pie tienen acceso irrestricto para su consulta.

Desde el ascenso de Morales al gobierno, se ha impulsado un nuevo modelo de economía apoyado en la “nacionalización” de los hidrocarburos y la distribución de la renta petrolera en los sectores sociales vía bonos por un lado y por otro lado a los sectores productivos vía inversión en infraestructura.

El Gobierno noruego ha manifestado su predisposición y compromiso para cooperar técnicamente con el Gobierno de Evo Morales en dos ocasiones (2007 y 2011) donde se tenía como eje principal la transferencia de experiencia del país escandinavo en materia de Fondos Petroleros en primera instancia, y posteriormente brindar asistencia técnica en materia de hidrocarburos y energía incorporando aspectos de fortalecimiento institucional del sector hidrocarburífero boliviano.

Lamentablemente el Gobierno Nacional hizo oídos sordos a las iniciativas noruegas que como bien podemos evidenciar hoy en día, terminaron por mantener políticas exclusivamente rentistas con problemas estructurales en la parte de reinversión para las etapas de exploración de nuevos yacimientos en Bolivia. La inversión extranjera tampoco tuvo intensivos suficientes como para mostrar interés en incursionar en el país, tal es que nos vemos con un sector totalmente debilitado, sumido en la incertidumbre con una empresa estatal YPFB sin los medios técnicos y de acceso a financiamiento suficientes como para proyectarse en el mediano y largo plazo.

Finalmente, un clima de inseguridad jurídica exacerbado por el propio Estado boliviano, que ha estado empapado de casos corrupción en lo local e internacional sin atisbos de esclarecimiento en lo inmediato, no dan las garantías y confianza suficientes como para atraer inversores extranjeros dispuestos a asumir riesgos en Bolivia.

Mientras los noruegos asumieron una conducta estratégica similar a la de un jugador de ajedrez profesional administrando sus rentas petroleras, los bolivianos nos dedicamos a jugar un simple juego de “damas chinas” con los ingresos extraordinarios de la bonanza pasada, movimientos aleatorios sin un norte definido.

//*CARLOS ARMANDO CARDOZO LOZADA ES ECONOMISTA, MÁSTER EN DESARROLLO SOSTENIBLE Y CAMBIO CLIMÁTICO Y PRESIDENTE DE FUNDACIÓN LOZANÍA//

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