Escribe Carlos Armando Cardozo

Bolivia, del auge al endeudamiento

Escribe Carlos Armando Cardozo

OPINIÓN | 28 Dic 2018

Dentro del caos mediático electoral desatado hábilmente por el gobierno de Evo Morales, se ha pasado por alto temas trascendentales en cuanto a la economía nacional.

Tras el anuncio de la aprobación del Proyecto de Presupuesto General del Estado (PGE) para la gestión 2019, se ha minimizado el hecho que se arrastra un déficit fiscal por 5 años consecutivos. El solo hecho de manejar un ritmo de gastos públicos por encima de los ingresos públicos generados es un sinsentido, sumar a eso una planificación deliberada de financiamiento a partir del endeudamiento es una locura.

Analizando el comportamiento de la deuda pública interna del Tesoro General de la Nación (TGN) a 2017 ésta ascendía a 31.142,8 millones de bolivianos (4.474,5 millones de dólares aproximadamente), misma que siguió un ritmo de crecimiento de 18,79% durante los años de auge para la economía nacional (2006-2014). Posteriormente, registró un crecimiento de 10,40% en el transcurso de tan solo 3 años (2015-2017); esta situación podría interpretarse como una señal que ante la reducción de los precios internacionales de las principales commodities bolivianas, el Estado Nacional se ha visto obligado a generar sostenibilidad en las políticas públicas a partir del endeudamiento.

No es de extrañarse que existe cierta discrecionalidad con los datos referentes a la deuda interna y externa en Bolivia, mismos que han generado preocupación en la opinión pública, llegando al punto de manejar deliberadamente estos conceptos totalmente desasociados uno del otro cuando tratamos con un solo problema en común, la falta de liquidez en las Arcas Públicas. Revisando datos sobre la deuda pública interna a principios de año tenemos que esta llegó a 9,110 millones de dólares, entre tanto la deuda pública externa registrada fue de 8.906 millones de dólares haciendo un total de 18.016 millones de dólares de deuda para el Estado boliviano (febrero 2018, Mauricio Ríos García). En síntesis ¿qué tan grande es la deuda pública de Bolivia?, pues bien, si comparamos las cifras anteriores con el PIB registrado el año 2017 (31.570 millones de dólares, Banco Mundial) nos percatamos que la deuda interna y externa representan un 28,86% y 28,21% del PIB respectivamente, haciendo un total de 57,07% del PIB solamente en endeudamiento ¿Casualidad?

Por obvios motivos esta situación es minimizada por las voces oficialistas, Banco Central, Ministerio de Economía y Finanzas y Ministerio de Planificación, sin embargo, resulta curioso que Luis Arce Catacora, uno de los ideólogos del modelo económico vigente, salga a los diferentes medios a desmentir y responder a la creciente ola de críticas no solo de representantes de la oposición sino también economistas reconocidos a nivel nacional. Tras su paso como Ministro de Economía y Finanzas y hombre de confianza dentro de la administración de Morales, Arce Catacora sigue siendo importante para este Gobierno cuando de justificar políticas económicas se trata, subsanando la incapacidad y falta de credibilidad de figuras como Pablo Ramos (BCB) Mario Guillen (MEF) y Mariana Prado (MP) hoy por hoy al mando de la economía nacional.

¿Qué es lo que se viene? De acuerdo al PGE 2019 se prevé que el Estado boliviano incurra nuevamente en un déficit fiscal, esta vez por 21.502,7 millones de bolivianos, mismo que será financiado en un 72,2% con deuda externa; de acuerdo a datos del Banco Central de Bolivia (30 de septiembre de 2018, BCB) se tiene un nivel de endeudamiento externo que asciende a 9.830 millones de dólares que viene a representar el 24,1% del PIB; bajo una perspectiva netamente electoral con anuncios como el Seguro de Salud Universal, ya garantizada por una inversión inicial de 200 millones de dólares, no es de extrañarse que se siga endeudando más al país, la agenda política a costa de la estabilidad económica.

Las actuales circunstancias económicas y perspectivas a futuro con un mercado internacional adverso demandan de políticas de mayor austeridad no solo en Bolivia sino en todos los países de la región, tal cual estima la CEPAL en su último reporte económico. Se tiene prevista una desaceleración en el crecimiento de la región latinoamericana, producto de la caída en los precios de los principales productos básicos (7%) minerales (5%) productos agropecuarios (2%) y petróleo (16%).

A cuatro años del final del boom económico en Bolivia, impulsado por precios internacionales extraordinarios, quedan solamente discursos nostálgicos, hoy traducidos en políticas públicas que mantienen el triunfalismo propagandístico a expensas de la sostenibilidad del corto, mediano y largo plazo de todo un país.

//*CARLOS ARMANDO CARDOZO LOZADA ES ECONOMISTA, MÁSTER EN DESARROLLO SOSTENIBLE Y CAMBIO CLIMÁTICO Y PRESIDENTE DE FUNDACIÓN LOZANÍA//

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