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Kataristas dispersos se postulan en tres alianzas políticas para octubre

POLÍTICA | 5 May 2019

VISOR BOLIVIA / Redacción central.- El movimiento katarista, muchas veces confundido con indianismo o indigenismo, ya ha cerrado pactos con tres partidos políticos con miras a lograr espacios de poder en las elecciones generales de octubre. Leves acercamientos liberales y raíces nacionalistas caracterizan a estos frentes encabezados por Víctor Hugo Cárdenas, Fernando Untoja y Toribio Tapia.

A partir de los años 60, luego de la Revolución Nacional de 1952, sectores aymaras fueron forjando una corriente de pensamiento que buscó asentar la participación política del campesinado, rural y urbano, más allá del espacio sindical al que había quedado relegado. Surge el primer partido de esta tendencia con el Partido Agrario Nacional - PAN.

Para la siguiente década y luego del Manifiesto de Tiwanaku de 1973 es que se comienzan a distinguir las categorías de indianismo e indigenismo. Sociólogos de clase media se encargarán luego de tratar de explicar ambos conceptos, aunque fueron Fausto Reynaga y Ayar Quispe quienes, con cuatro décadas de distancia, lograron definir mejor estos roles políticos.

El Movimiento Indio Túpac Katari - MITKA de Luciano Tapia en 1978 o el Movimiento Revolucionario Túpac Katari de Liberación - MRTKL con Genaro Flores, fundador de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia - CSUTCB, como candidato presidencial en 1985 fueron momentos altos para la participación política de estas corrientes.

Las divisiones internas, sin embargo, perforaron este movimiento y en 1989 Flores iba por el Frente Unido de Liberación Katarista - FULKA y Víctor Hugo Cárdenas por el MRTKL. Ninguno de los presidenciables logró diputaciones y perdieron las siglas.

Para 1993, luego de varias divisiones internas en el katarismo, es Cárdenas quien llega a la Vicepresidencia de la República en alianza con el Movimiento Nacionalista Revolucionario - MNR, bajo un programa de gobierno basado en el saneamiento de tierras, la descentralización y apuntar hacia el reconocimiento de las tierras bajas, cuyo proceso había comenzado en la Primera Marcha Indígena por la Vida de 1990.

Sin embargo, la unión del académico aymara con Gonzalo Sánchez de Lozada fue rechazada por sectores más radicales que mantenían criterios sindicalistas dentro de las fórmulas indianistas e indigenistas y que en 1992 pretendían sellar una alianza con la izquierda extrema para conmemorar los “500 años de opresión”.

TRES ALIANZAS

Hoy, 26 años después, Cárdenas vuelve a la carrera electoral, esta vez como presidenciable por Unidad Cívica Solidaridad - UCS, acompañado por Humberto Peinado, un joven pastor cristiano, y con un discurso conservador en lo social y con algunos atisbos liberales en economía.

El hijo del intelectual aymara, Irumaki Cárdenas, también forma parte de esa alianza y precisamente desde el katarismo liberal, trata de denunciar las falacias del socialismo, el comunismo y el populismo, que muchas veces se han relacionado como “aliados naturales” del indianismo e indigenismo, en una visión rural, racial y de clases, propia de la manipulación marxista.

Así como Cárdenas fue vicepresidente en alianza con el MNR, este 2019 es Fernando Untoja quien desde la corriente katarista Ayra, pretende asumir el segundo cargo del Estado en pacto con el partido rosado.

Untoja es candidato acompañante de fórmula de Virginio Lema, un joven empresario tarijeño que espera despegar su campaña a través de las redes sociales, con breves explicaciones sobre el daño que causa al país un Estado saturado, impositivo y bajo el dominio caudillista. Nuevamente, el discurso de este MNR - Ayra lanza destellos liberales como aquella propuesta de reducir los impuestos a las importaciones.

Finalmente, el fin de semana se selló la tercera alianza katarista rumbo a las elecciones del 20 de octubre.

El denominado Movimiento Katarista Histórico, comandado por el experimentado naturista e intelectual Toribio Tapia, firmó alianza con la sigla Bolivia Dice No de Óscar Ortiz, un candidato de centro izquierda que manejó una fundación “liberal”.

Tapia, que había firmado un acuerdo con el MNR en 2017, no guardó reparos al señalar que “esta vez” apoyarán de forma militante al senador demócrata para que éste sea un presidente de transición y que “en 2025 el katarismo esté dentro de Palacio de Gobierno”, casi previendo un anhelo histórico que estas corrientes buscan hace décadas, como una fase esencial para la llamada reconstitución del Qullasuyu.

En una primera reacción a esta reciente alianza, Cárdenas llamó “falso katarista” a Tapia, por haberse opuesto en 1993 a la Participación Popular o a la educación bilingüe, entre otros temas de la “agenda” de esa corriente política.

INDIGENISMO, INDIANISMO

El intelectual aymara Pedro Portugal ya distinguía estas categorías en el libro de coautoría con Carlos Macusaya, titulado “El indianismo katarista”.

“El indigenismo es la forma en que se expresan los prejuicios, taras y temores de los “conquistadores” con respecto de los “conquistados”; es lo que los “blancos” proyectan sobre los “indígenas”; es la disquisición del colonizador sobre el colonizado”, cita.

El indianismo, a su vez, es considerada por otros intelectuales de estas corrientes, como una fase superior a la visión indigenista, pero que se ha tergiversado en el tiempo y con la influencia externa, sobre todo de las Organizaciones No Gubernamentales - ONGs.

Las visiones naturistas, ecologistas y casi exóticas de ver a los pueblos originarios desde afuera, llevó a catalogar como indianistas a “las razas”. Empero, el discurso racial, agrega Portugal en su obra, fue constante desde los textos de Reynaga.

En ese marco, Untoja, en su libro “Crítica al indianismo e indigenismo”, es más claro al señalar que el término correcto para referirse a los pueblos originarios es aquel correspondiente a su identidad nacional; en su caso, él es un aymara perteneciente a la nación aymara.

Con el acenso al poder del Movimiento Al Socialismo - MAS en 2006, células indianistas, devenidas en “pachamamistas” con David Choquehuanca como representante, trataron de forjar esa corriente ideológica, pero cayeron en la influencia socialista que aplicó los criterios de “descolonización”, en una visión posmoderna, casi globalista.

Para Cárdenas, el régimen de Evo Morales no solo suplantó al “indígena” sino que “folklorizó” los usos y costumbres como pantalla política. El candidato, hoy se declara contra todo tipo de colonización, sobre todo aquella ideológica, implantada por el marxismo totalitario que profesa el “proceso de cambio”.

Con todo, el katarismo en sus varias corrientes y con breves acercamientos al liberalismo, espera lograr espacios de representación mayores a los años 70s o 90s proyectando una nueva Bolivia libre del actual populismo socialista.

//@VisorBolivia//

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