Escribe Rodolfo Faggioni

Migrantes bolivianos en Europa

Bolivia opina

OPINIÓN | 23 Ene 2020

Ramón trabaja más de 12 horas en una pizzeria londinese mientras que dos de sus hermanas trabajan en Suiza. Son las 23.15 del sábado y Ramón esboza una sonrisa. Es hora de cerrar el ristorante italiano, ubicado en Notting Hill Gate en Londres. Mañana es domingo y sólo trabajará media jornada, podrá dormir un poco, ayudar en casa o salir de paseo con sus nuevos amigos.

Pero el domingo pasa rápido y el lunes Ramón retornará a las jornadas interminables preparando pizzas y ensaladas. Son casi doce horas de trabajo y el descanso de dos horas lo aprovecha para asistir a sus clases de inglés. Ramón tiene 27 años y hace casi seis meses decidió emigrar ante la falta de oportunidades que le ofrecia su país y sobretodo el deseo de mejorar su situación económica. Sus hermanas Blanca y María, lo antecedieron en su aventura por Europa. Ellas viven y trabajan en Suiza y después de tres años, aún no consiguen su residencia.

Ramón optó por la capital inglesa porque hay más opciones de trabajo para los varones, aunque el inicio no fue fácil. Empezó como lavaplatos como casi todos los latinos. Conoció a Francisco, otro boliviano que lleva varios años en Londres, que lo ayudó. Como "indocumentado" no podía esperar mucho, la suerte lo llevó a conocer al propietario de la pizzeria que lo asumió como ayudante de cocina. Después de dos meses fue ascendido y hoy es el encargado de preparar las pizzas.

"Después de llevar una vida de clase media, cuesta acostumbrarse a compartir una habitación con cuatro o cinco personas" cuenta. Su objetivo es reunir dinero para comprar un ristorante en Londres y poder formar una familia. Ramón no claudica, ya se ha acostumbrado a una ciudad que vive contra el tiempo y donde hay aproximadamente cuatro mil bolivianos. Extraña su ciudad natal, los amigos, " pero no puedo dar marcha atrás" dice.

Este joven es uno de miles de bolivianos que buscan mejor suerte por el mundo, mientras las leyes se hacen mas duras y crece la amenaza de la deportación.

//*RODOLFO FAGGIONI es periodista y corresponsal en Italia. Miembro Efectivo de la Prensa Internacional//

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