DIRT, LA OBRA DE ALICE IN CHAINS QUE QUEDÓ COMO EPITAFIO DE LAYNE STANLEY

ARTE&SHOW | 9 Nov 2017

VISOR BOLIVIA / Jhona Drako Buendia.- Hace tres años, cuando empezaba a hacerme cargo de este espacio cada jueves, uno de los primeros discos que desmenuce fue un álbum que marcó el final de mi niñez e inicio de la adolescencia. El disco en cuestión fue el Facelift de Alice in Chains. Elegir el mejor disco de esta banda se convierte en un dilema, más aún cuando tienes un sucesor de Facelift tan impresionante que no te deje más camino que declarar un empate.

Hoy escuchamos el furioso, melancólico, loco, culposo, depresivo y confuso segundo disco de Alice in Chains, un licuado frío de emociones con "Dirt".

Después del álbum debut en 1992, Alice in Chains ya era toda una celebridad del Grunge, esta fama lastimosamente detonó la decadencia de los integrantes de la banda con su adicción a las drogas, obviamente la más preocupante y que sabemos que terminó de manera muy trágica era la de Layne Staley quien abusaba de sustancias de manera alarmante y esto es lo que reflejaría "Dirt" su segundo disco, que prácticamente fue bañado en heroína.

Las letras nos cuentan la historia de una generación hastiada del mundo y sus defectos, canalizada y aceptada de mejor manera a través de las drogas. La grabación dio inicio en mayo de 1992 en Columbia Records de Seattle. La formación original con Layne Stanley - Voz, guitarra rítmica, Jerry Cantrell - Voz, primera guitarra, Mike Starr en el Bajo y Sean Kinney en la Batería se juntaba por última vez para grabar un disco, cada canción dolorosamente intentaba ser un espejo de la decadencia humana.

Dirt vio la luz en septiembre de 1992 y reventó nuestras cabezas, con una innegable influencia de Sabbath, confirmaba que la guitarra de Jerry Cantrell en Drop D tenia certificado de excelencia de la escuela de Tommy Iommi; Cantrell nos dio los mejores riffs de esa tormentosa década; el bajo de Starr en este disco tiene que ser referente obligatorio para cualquier persona que se decida por interpretar este instrumento; y la batería de Kinney fue el complemento perfecto para un disco con matices y sabores tan oscuros que hizo retractarse a los imbéciles críticos que encasillaron a los Chains como “Rock Alternativo”.

El rol de Layne Stanley en este disco es para analizar por separado. Su voz en Dirt fue impactante, enorme, un grito de auxilio desolador, el tipo nos lleva de la más bella melodía a lo más podrido de un agujero en dos frases, ese talento no lo tiene cualquiera. Stanley intentó sin éxito mostrarnos cuán sucio se sentía, sin duda parte de su epitafio más honesto se encuentra en las letras e interpretación de los temas de Dirt.

Acompáñenme este jueves a escuchar un disco que es una bomba que escupió llamas de furia en los 90s, le quedó chico hasta el grunge, punto eliminado para Pearl Jam y Nirvana. El mejor disco de Alice in Chains. Personalmente es un empate entre el Facelift y el doloroso madurar de la banda con Dirt. ¿Track favorito? (es imposible elegir solo uno)

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