Iglesia Católica: Venzamos toda tentación de exclusivismo, nacionalismo y racismo

Padre José Fuentes, Secretario General Adjunto de la Conferencia Episcopal Boliviana / IGLESIA VIVA

SOCIEDAD | 16 Ago 2020

Si la raza y la nación son más importantes y definitivos que mi fe en Cristo, es que he endiosado esas realidades humanas

IGLESIA VIVA.- “Que la fe en Cristo nos ayude a mirar al otro como hermano y venzamos toda tentación de exclusivismo, nacionalismo y racismo, que tanto daño han hecho y hacen a la humanidad”, fue la exhortación de Padre José Fuentes, Secretario General Adjunto de la Conferencia Episcopal Boliviana, en su reflexión dominical, este 16 de agosto, al referirse al racismo y nacionalismo excluyente como “signos de una fe débil”, que hace “mira al otro simplemente como otro diferente, y la diferencia no me deja verlo como hermano”. Todo esto en un contexto en el que se vive situaciones de necesidad y enfermedad.

1.-Aquella mujer cananea, del territorio de Tiro y Sidón nos da un ejemplo de oración con fe. Es una mujer orante, con mucha fe. Está convencida de que Jesús puede darle lo que necesita. Le pide con toda su fuerza e insistencia, aceptando incluso un primer momento de negativa, el silencio de Dios, pero su insistencia hace que Jesús, viendo su fe y admirándola, le de lo que necesita, la curación de su hija de la posesión del demonio.

2.-Estamos viviendo nosotros situaciones en las que aquella mujer nos enseña mucho. Vivimos situaciones de gran necesidad. Por una parte, la enfermedad de seres queridos, la nuestra propia, por la pandemia que sufrimos, por otra parte la situación social de bloqueos, irracionales, que atentan contra la salud y la vida, en este momento inoportuno de tanta necesidad para la gente.

3.-Podemos preguntarnos, ¿es necesario orar? ¿sirve de algo orar? Tenemos experiencia de orar y no recibir aquello que pedimos. Por otra parte, somos muchos los que pensamos que la enfermedad viene de una naturaleza que Dios ha hecho bien, le ha dado leyes naturales como para no necesitar intervenir en cada momento para corregir lo que hubiese hecho mal. Y, por otra parte, los conflictos sociales, dependen de la libertad, humana, dependen del ser humano racional, con capacidad moral y libertad. ¿Para qué orar?

4.-Tenemos razón en el hecho de que Dios ha hecho una naturaleza con leyes y no necesita romperlas en cada momento, también en el hecho de que los seres humanos son libres y Dios no puede actuar sobre la libertad como si fuésemos simples marionetas. El mal existe en el mundo y Dios no lo va a dejar triunfar, pero nos ha dicho que debe dejarlo crecer junto con el bien.

No obstante, la oración es necesaria. La cananea nos enseña a orar con fe. Ella se pone totalmente en las manos de Dios: “¡Señor, ¡Hijo de David, ten piedad de mí!”

“Pero Él no le respondió nada”. Tantas veces en nuestra vida Dios no nos responde, se calla. Pero la mujer no se retira, no se desanima, sino que sigue insistiendo: “Pero la mujer fue a postrarse ante Él y le dijo: «¡Señor, socórreme!”. La insistencia es tanta que Jesús le responde: “Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!”. Las dificultades de la oración no deben desanimarnos, hay que seguir insistiendo con fe. La fe crece con las dificultades. No debemos dejar de pedir, con fe. Hasta que nuestra fe logre la atención de Dios. Siempre en la oración vamos a salir beneficiados, incluso cuando no se nos concede lo que pedimos, porque la oración ayuda a mirar la vida de otra forma.

5.-Pero, además, aquella mujer era una extranjera. No era judía. Jesús entiende su misión como dirigida al pueblo judío: “Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel”. Todavía en ese momento Jesús entiende su misión como dirigida al Pueblo de Israel, el pueblo elegido para ser instrumento de salvación para los demás pueblos.

Pero a Jesús le asombra la fe de aquella mujer extranjera y la respuesta humilde a su insinuación de que el pan es para los hijos y no para los perros. La mujer le responde: “los cachorros comen las migas que caen de la mesa de sus dueños!”. Ni siquiera aquella exclusión por parte de Jesús, la hace desistir del empeño en su objetivo.

6.-Una mujer extranjera se beneficia de un milagro de Jesús, por su fe, por su humildad, adelantando ya la futura misión de la Iglesia a todos los pueblos.

Se cumple la profecía del profeta Isaías: “Mi Casa será llamada Casa de oración para todos los pueblos”. La Iglesia no ha sido enviada a un solo pueblo, el pueblo judío, a una sola raza, a una sola nación, sino que se va abriendo la misión universal de la Iglesia.

La Iglesia, por voluntad de Dios, está llamada a llamar a la fe a todos los pueblos de la tierra. Es, por voluntad de Dios, una realidad universal. Estamos llamados a la fe en Cristo y, por tanto, a formar una comunidad que trasciende las razas y las nacionalidades.

7.-Todo esto significa que la fe en Cristo es una realidad tan transformadora de la persona humana que crea, por su poder interno, familias universales. Donde eso no sucede, sino que seguimos anclados en los nacionalismos y racismos, hay que revisar la fuerza y la seriedad de la fe en las personas.

Si la raza y la nación son más importantes y definitivos que mi fe en Cristo, es que he endiosado esas realidades humanas y las pongo sobre la fe en Cristo.

8.-El racismo, el nacionalismo excluyente, son signos de una fe débil. Cuando se mira al otro simplemente como otro diferente, y la diferencia no me deja verlo como hermano es que mi dios es la raza o la nación, pero no Cristo. Cristo excluye visiones racistas y nacionalistas. Nos hace mirarnos como hermanos, crea familias universales. La fe cristiana es creadora de fraternidad, precisamente porque relativiza todo lo de este mundo, para absolutizar al único que salva: Cristo. Si eso no sucede, realmente necesitamos una profundización seria de la fe en Él. Y hay que reconocer que eso no sucede en muchos casos, sino que el de dónde somos, el de qué raza somos puede más que todo lo demás.

Que la fe en Cristo nos ayude a mirar al otro como hermano y venzamos toda tentación de exclusivismo, nacionalismo y racismo, que tanto daño han hecho y hacen a la humanidad.

//FUENTE: IGLESIA VIVA//