La Constitución Política del Estado establece: Artículo 387. I. “El Estado deberá garantizar la conservación de los bosques naturales en las áreas de vocación forestal, su aprovechamiento sustentable, la conservación y recuperación de la flora, fauna y áreas degradadas”.

A una semana de las elecciones generales y a solo un par de días del cómputo final dado a conocer por el TSE, la realidad es irrebatible: ganó el MAS, como se preveía, pero con una cantidad de votos que aun hoy, cuando escribo estas líneas, siguen sorprendiendo incluso a muchos masistas, por varias razones

La historia de las elecciones generales en Bolivia ha registrado el 18 de octubre pasado un notable, suceso según el cual el MAS de Evo Morales “llegó” o volvió al poder, versión equivocada que requiere aclaración, pues, no es del todo cierta ya que ese partido estaba en el poder desde catorce años atrás y que no había estado fuera de él en ningún momento.

En afrikáans -una lengua germánica derivada del neerlandés medio- apartheid significa separación. Y ese fue el sistema legal vigente en Sudáfrica entre las décadas de los 50 y los 90.

El Tribunal Supremo Electoral anunció que, luego de varios días, ya se habían escrutado la totalidad de las mesas de sufragio. El resultado final era el esperado: los candidatos del Movimiento al Socialismo obtuvieron una amplia mayoría, y se afirma que el nuevo binomio presidencial será posesionado en la primera quincena de noviembre próximo. Así terminará el año de interinato del gobierno de la presidente Jeanine Añez, marcando el retorno al poder del partido de Evo Morales.

Hay una cuestión muy particular que me indigna especialmente entre la gente que se considera de izquierda, sobre todo dentro del kirchnerismo argentino. Es la idea del “combo”, de la “cajita feliz” conceptual que decidieron comprar políticamente, abandonando todo vestigio de individualidad y coherencia.

Bolivia asistió a una elección en la que había tres opciones, el retorno de la tiranía (gobernar sin saber, solo mandar para cambiar nada), el otro un candidato que representa el pasado con jóvenes reciclados que pretenden ser burócratas, sin animo para enfrentar los problemas con fuerza y coraje y un joven candidato que une fuerza de izquierda, derecha y de independientes, constituyéndose en la fusión nacional, acompañando de quienes se rebelaron en octubre y noviembre de 2019.

Cuando el lunes 21 de octubre del año pasado, dos universitarios me llamaron por WhatsApp para pedirme algunos consejos de comunicación política para iniciar protestas contra el autócrata, me dije: la democracia echó semilla.

Una de las formas de combatir la pandemia del coronavirus es el distanciamiento físico o social. La regla burocrática es que, fuera de la cueva del hogar, como mínimo, debemos estar a un metro y medio de otro ser humano.

El próximo 18 de octubre, Bolivia vuelve a las urnas para elegir un nuevo presidente. Según las últimas encuestas, el Movimiento al Socialismo (partido de Evo Morales) quedaría en primer lugar, Comunidad Ciudadana (agrupación liderada por Carlos Mesa) en segundo y Creemos (frente político del líder cívico Luis Fernando Camacho) en tercero.

Al igual que Mario Bunge, Slavoj Žižek cree que el socialismo democrático es posible, el filósofo sloveno confesado seguidor de Evo Morales afirma que el gobierno masista fue una espina clavada en la carne del liberalismo, porque durante una década Bolivia vivió un milagro: ¡la economía prosperó, la tasa de pobreza cayó, la atención sanitaria mejoró!, dijo extasiado el 2019.

Después de 528 años, los Pueblos Originarios de América siguen haciendo conocer al mundo entero la tragedia en la que viven desde hace más cinco siglos.

La Constitución Política del Estado manda: Artículo 178. I “La potestad de impartir justicia emana del pueblo boliviano y se sustenta en los principios de independencia, imparcialidad, seguridad jurídica, publicidad, probidad, celeridad, gratuidad, pluralismo jurídico, interculturalidad, equidad, servicio a la sociedad, participación ciudadana, armonía social y respeto a los derechos”.

El próximo domingo los bolivianos vamos a votar para elegir presidente, vicepresidente, senadores y diputados. Las elecciones se realizarán con las regulaciones establecidas durante el gobierno del Movimiento al Socialismo. No habrá los cambios sugeridos que eran indispensables para un proceso justo y equilibrado; uno de ellos, que los votos emitidos en las ciudades tengan la misma validez que los rurales en el procedimiento de asignar diputados. Y hay más.

¿Por quién votan y por qué votan por él? es la pregunta que se hacen los candidatos, especialmente los dos que parecen definir la contienda del 18 de este mes. Se preguntan por los efectos y no por las causas, porque da la impresión que ignoran los vericuetos de la comunicación.

Hace días viajé a La Asunta, Yungas, donde conversé con decenas de personas. En uno de esos intercambios escuché esta frase: “Soy masista, no importa lo que han hecho los masistas, prefiero ser esclavo de uno de mi clase y no de un k’ara”. En ese mismo viaje, hablé con Estela, aymara, que me dijo lo contrario: “No quiero saber nada de los masistas, son abusivos, corruptos y se encubren. Por eso, voy a votar por el que va a ganar al MAS”.

Si hay un refrán que se ajusta perfectamente a la coyuntura electoral que vive Bolivia hoy, ese no es otro que el que reza “árbol que nace torcido no endereza nunca”. Este es, sin duda, un proceso electoral que nació chueco.

Según las últimas encuestas publicadas por varios medios de comunicación, el Movimiento al Socialismo (partido de Evo Morales) quedaría en primer lugar, Comunidad Ciudadana (fuerza política de Carlos Mesa) en segundo lugar y Creemos (la agrupación que lidera Luis Fernando Camacho) en tercero.

Bolivia es un infierno tributario ubicado en el puesto 186 de 189 países, donde un contribuyente destina 1.025 horas anuales para cumplir con sus obligaciones tributarias en 42 procedimientos, cuando el promedio mundial muestra que los ciudadanos de otros países dedican 264 horas en 26 pasos, según datos del PwC mediante el Ranking “Paying Taxes 2020” del Banco Mundial.

En Europa los récords del Coronavirus continúan aumentando, desde Alemania a Polonia, de Rusia a la República Checa de Francia a Alemania y Gran Bretaña, en el día en que el “lockddown” entra en vigor en una Madrid siempre más enferma.