Escribe Carlos Quisbert

Dignos y sin mordazas, ¡gracias!

Bolivia opina

OPINIÓN | 27 Sep 2021

Quiero iniciar con un GRACIAS Gracias a mis colegas, a los periodistas, a los trabajadores de la prensa, radio y televisión que me apoyaron e hicieron un solo frente ante ese arresto el 21.

Les confirmo, ni sus “altos cargos” ni las estrellas en sus hombros les sirven de escudo, ellos le temen a nuestra unidad. Gracias, porque sé que les debo mi libertad, por segunda vez.

Gracias también a quienes no son periodistas y sin importar su profesión ni donde escucharon o vieron la noticia, honraron ese pacto implícito que hay entre el lector y el escritor. Entonces vuelvo a quedar en deuda con periodistas y ustedes, porque salí gracias al peso de su opinión pública.

Tengo la seguridad de que las “autoridades” y “administradores de justicia” retrocedieron, no por una revisión de hechos o una evaluación de los eventos, fue la bronca de la gente canalizada a través de micrófonos, cámaras y teclados, que le dobló el brazo a esa retorcida idea de reprimir a quienes cuestionamos el poder efímero que ostentan algunos.

Hay una gran diferencia entre el periodista y los lagartos zurdos que toman una credencial del “oficio más bonito del mundo” para hacer propaganda y politiquería. A esos últimos no les dedico más tiempo del requerido para disponerme a ignorarlos, no vale la pena más.

En cambio, quisiera contarles sobre ustedes mismos. Lo grato que fue, en ese momento, oír sus voces presurosas para hacerme saber que estaban ahí para apoyarme; en medio de la confusión me alegró mucho leer sus mensajes, algunos de complicidad y otros con serias recomendaciones. Gracias.

La breve golpiza, incluso sirvió para saber que alguien me perdonó de emergencia, y dejó atrás alguna insensatez que hice y volvió a hablarme o escribirme. Claro, igual y fue triste no recibir esos otros mensajes, esas otras llamadas, tendré que esforzarme más.

Luego de salir en libertad, las llamadas llegaron incluso desde el exterior, querían conocer los detalles del incidente y hablé de lo correcto, de mis errores, de lo legal, lo político y lo técnico, no quiero aburrirlos repitiendo la misma versión. Solo decirles que reconozco el refinanciamiento de esa deuda y me comprometo a honrar con sencillez su confianza, lo haré con mi trabajo diario.

Algo debí hacer bien para que hasta esos lugares ausentes de justicia lleguen mis amigos, con carteles y sus silencios cómplices. Con seguridad, sé que imaginan el guiño sínico con el que les digo, “disculpa por robarte estos minutos”.

Pero no podrás decir que no valió la pena ver temblar a los que sabemos y sé que también sonríes. Ese mal que hicieron fortaleció aquello que quieren destruir.

Dignos y sin mordaza, gracias.

//*CARLOS QUISBERT ES PERIODISTA DE PÁGINA SIETE Y COLABORADOR EN VISOR BOLIVIA//

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