Escribe Angélica Siles Parrado

El MAS pierde hegemonía y pone en duda la legitimidad de Arce

OPINIÓN | 12 Mar 2021

En 18 octubre de 2020 el MAS gana con más del 51% de las elecciones, pero cuatro meses después cae estrepitosamente en las subnacionales del 7 de marzo, cuando su propia militancia culpa al cocalero Evo Morales, jefe de campaña de ese partido, por imponer su “dedazo” para nombrar a candidatos que terminaron siendo rechazados por la población.

Un caso concreto es el de Zacarías Maquera, candidato que causó división y que perdió una plaza importante, como es la ciudad de El Alto, la más joven de Bolivia, y donde supuestamente estaba la estructura del MAS. Con el “conteo rápido” ganó Eva Copa, con la más alta votación de toda Bolivia, proyectando nueve concejales que posiblemente le garanticen su gestión.

En Trinidad el exmasista Christian Cámara se prestó la sigla del MTS de Félix Patzi y en Cobija la señora Ana Lucia Reis también ex del MAS se prestó la sigla del MTS, para ganar en sus regiones. El MAS perdió las alcaldías en siete capitales de departamento y perdió el poder en las ciudades del eje, como La Paz con Iván Arias, Cochabamba con Manfred Reyes Villa -en donde se suponía que Morales tiene sus milicias- y en Santa Cruz de la Sierra están disputando el poder Gary Añez y Johnny Fernández.

En las gobernaciones, el MAS solo tiene aseguradas Cochabamba y Potosí; La Paz y Pando en pugna, y ante este rotundo fracaso el cocalero Morales nuevamente fuga a la Argentina, algunos dicen que a manipular el hoy tan cuestionado sistema informático a su favor.

La susceptibilidad está en que el soberano sabe que los miembros de los tribunales departamentales fueron designados por los 2/3 del MAS de las ternas presentadas por las Asambleas Departamentales que hoy controlan siete de los nueve departamentos. Estos vocales juraron puño en alto, manipular los votos de 1.000 o 2.000 personas en el manejo de sistema y en las puertas de las instituciones existen “vigilias” para presionar y al Tribunal Supremo Electoral que ya incurrió en irregularidades como no cumplir la paridad de género en los binomios presidenciales de 2020, o cuando decían que no habilitarían a quienes no tenían residencia de dos años en una circunscripción.

Los intereses que están en pugna en algunos vocales se limitan a activar los intereses del MAS, mientras otros no quieren tener problemas, disgustos, juicios o no les interesa el proceso electoral. Por ello, fue decisión política no utilizar el TREP, porque gracias al uso de ese sistema no pudieron volcar los datos y ganó el NO en el referendo del 21 de febrero de 2016. Mientras con la estrategia de que no llegaban los votos del área rural, paralizaron la transmisión de actas y generaron la demanda de anulación de las elecciones por parte de la ciudadanía en 2019, con un fraude ratificado por la OEA y los observadores de la Unión Europea, a quienes ahora no los invitaron.

Los resultados se dieron con base en las encuestas privadas. Pasaron varios días y no hay datos oficiales en los 329 municipios.

Desde el legislativo surgen pedidos de auditoría a los comicios y peticiones de informe a Salvador Romero y a los Tribunales Departamentales por el proceso electoral del 7 marzo, por las protestas, actas observadas y un conteo que avanza a paso lento en diferentes regiones del país, especialmente en Santa Cruz, donde hubo denuncias de traslado de votantes y quema de ánforas en los municipios de Colpa Bélgica (detuvieron 2 personas) pero no se pronuncian sobre el acarreo de San José de Chiquitos, Pailón, y San Ramón. Mientras en Nueva Esperanza realizan vigilia por la demora del conteo y la paralización del cómputo porque hay más de 1.300 actas observadas.

El MAS con su política errante y perdida de “militantes” plasmados en las “organizaciones sociales” ya no obedecen al cocalero Morales y menos al invitado Arce.

//*ANGÉLICA SILES PARRADO ES ABOGADA, EX ASAMBLEÍSTA CONSTITUYENTE DE BOLIVIA//

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