Escribe Weimar Arandia Palenque

El coronavirus, un indicador de educación

Bolivia opina

OPINIÓN | 7 Jun 2020

Los países con una población bien educada, de buenos ciudadanos sublimados por una buena formación en la casa y la escuela han tenido éxito en la contención de la pandemia del Covid-19.

Tenemos los ejemplos de Japón, Taiwán y Corea del Sur en Asia que no necesitaron de medidas de cuarentena rígida para controlar sin mayores apuros el problema. Alemania, Noruega y Finlandia también demostraron en Europa la valía de un una población educada y responsable para enfrentar una amenaza colectiva como el coronavirus. En Sudamérica, Uruguay sobresale y muestra al mundo cómo se puede contener pandemias con la responsabilidad de una ciudadanía educada y consciente.

Al otro lado de la vereda están los países con una clara población indisciplinada y cuya característica es saltar las normas como un toque de picardía criolla. Estos países iniciaron cuarentenas rígidas tempranas para evitar una propagación del virus, porque sus autoridades saben de las debilidades del sistema de salud y de una población indisciplinada. Al principio pareció un acierto, pero luego los casos aparecieron como filtraciones en un estanque mal construido. La indisciplina de las personas y el incumplimiento constante de las normas son aspectos que explican no solo el éxito de contener pandemias sino también el fracaso como naciones que brinden seguridad y optimismo a sus habitantes.

En Bolivia, con la flexibilización de hecho de la cuarentena rígida la responsabilidad recae ahora en cada persona, de cuya responsabilidad depende que esté virus se expanda o se estanque en su propagación. La responsabilidad ciudadana es individual pero con un claro efecto colectivo, como es el cumplimiento de las normas de un Estado. Si uno acata la ley está contribuyendo a que los demás también la acaten, pero sí la burla o la incumplen inutilizan la norma y el comportamiento social se libra a la voluntad de cada quien. El coronavirus presenta un panorama similar, si una persona se cuida está cuidando al colectivo, pero si no lo hace está favoreciendo la expansión de la enfermedad con todo el sufrimiento social y económico que afecta en especial a los más pobres.

En estos momentos, el país se encuentra de cara con la parte más dura de la pandemia, cuando la propagación sigue campante y gran parte de la población está agotada en lo moral y en lo económico. El retorno era inevitable, pero pone a prueba a todos para ver si este país ha tenido avances en el cumplimiento de las normas y el cuidado del bien común, o seguimos con el pensamiento de la turba y el clan, que instruye de hecho que se salve quien pueda, quien esté mejor preparado para quedarse en casa sin que le afecte lo económico o bien que tiene el suficiente dinero e influencia para buscar un buen servicio de salud si es presa de la enfermedad que ha puesto el mundo al revés. Los augurios son negativos, pero queda la esperanza de que gran parte de la población boliviana haya comprendido que respetar las normas es parte de un comportamiento que ayuda a todos.

//*WEIMAR ARANDIA PALENQUE ES COMUNICADOR SOCIAL//

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