Escribe Hugo Balderrama

Apartheid empresarial

Escribe Hugo Balderrama

OPINIÓN | 23 Oct 2020

En afrikáans -una lengua germánica derivada del neerlandés medio- apartheid significa separación. Y ese fue el sistema legal vigente en Sudáfrica entre las décadas de los 50 y los 90.

Cuando se menciona el tema en la academia o la prensa latinoamericana, todos te dicen que fue: «injusto», «inmoral», «discriminatorio» y «racista». Y he aquí la hipocresía de la corrección política. Porque esos mismos que condenan el apartheid en África son, al mismo tiempo, los principales impulsores de varios tipos de apartheid en la región. Veamos.

En países como alta población indígena como Bolivia, Ecuador, Perú e incluso Chile la izquierda enfrenta a indios vs mestizos. Los primeros son puros y portadores de la moral más alta. En cambio, los segundos son la encarnación de todos los males y los culpables de todas las desgracias. Aunque para sostener esa retórica tengan que recurrir a las mentiras más grotescas, verbigracia, le leyenda negra española.

En Argentina donde, por cuestiones obvias, es imposible promover el indigenismo, se usa el feminismo, el aborto y el lenguaje inclusivo. La idea es enfrentar a hombres contra mujeres (donde el varón es el capitalista y la mujer el proletario), debilitar a la familia, asesinar inocentes y obligar a nuestros hijos a hablar como idiotas (porque la gramática y la ortografía son cosas impuestos por el heteropatriarcado).

Pero, si en algo coinciden estos revoltosos de manual, es en otorgar privilegios a los Estados para que éstos gestionen la economía.

Evidentemente, esa es la peor de las separaciones. Ya que por un lado, los Estados tienen todos los privilegios de tener enormes empresas («sectores estratégicos» le llaman falsamente), pero los ciudadanos están sometidos a infiernos burocráticos, a presiones tributarias impagables, a reglamentaciones draconianas y a operar en el mercado de las PYMES. Ojo, no estoy diciendo que ser un pequeño empresario sea algo malo, sino que el sistema político sea tan injusto que no permita a las PYMES capitalizar hasta convertirse en grandes compañías (algo normal en países más amigables con el emprendedor).

Por ejemplo, en Bolivia el Estado ocupa cerca del 45% de la economía (especialmente, desde la estatización y centralización de la producción gasífera). Lo que le permite (o se lo permitió en el pasado) a los gobernantes solventar un gasto estatal irracional como: aeropuertos en medio de la nada, o museos para guardar indumentaria de Evo Morales. Pero los empresarios privados tienen que vivir en el cuarto país del mundo más agresivo con la actividad empresarial. Como a continuación lo muestra el índice Paying Taxes 2019:

Cuadro 1

Penosamente, promover los emprendimientos empresariales bajo el sistema actual es un suicido (eso es lo que no entienden las universidades y escuelas de negocios). Ya que el Estado te dice: «puedes abrir y gestionar tu empresa, pero no se te ocurra crecer, porque ahí te voy a cobrar hasta el aire que respiras».

Por eso, que el Estado llame «contribuyentes» a los damnificados del terrorismo tributario, equivale a que la víctima de una violación llame «protector» a su victimario.

Entonces ¿Cómo terminar con esta inmoralidad?

Pues con la política. Pero no como un mecanismo para salir de la pobreza -como sucede actualmente-, sino como un medio para poner límites a los Estados, promover la paz, reestablecer el orden y defender la vida.

De ahí la necesidad de organizar partidos que aglutinen a las familias conservadoras (nosotros queremos separar la educación del Estado), a los empresarios informales (la mayoría fueron víctimas del estatismo) y gente que entiende que amar a la patria no es igual a idolatrar al Estado. Si estás interesado, te invito a ponerte en contacto con nosotros.

¡Viva la libertad Carajo!

//*HUGO BALDERRAMA FERRUFINO ES ECONOMISTA, MASTER EN ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS Y PHD. EN ECONOMÍA//

//**LOS TEXTOS REPRODUCIDOS EN ESTE ESPACIO DE OPINIÓN SON DE ABSOLUTA RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO COMPROMETEN LA LÍNEA EDITORIAL PLURAL – LIBERAL DE ESTE MEDIO DE COMUNICACIÓN//